jueves, 7 de febrero de 2013

Anael


Capitulo 2


Y seguí cantando, durante muchos días, eso era lo único que hacía, pensé que tarde o temprano alguien vendría y me diría porque gritaban asustados, pero nunca llego nadie. No sé cuanto paso, hasta que un día, escuche que la puerta del cuarto se abría, me asuste así que me fui hasta la esquina de mi jaula, tome la única manta que tenia allí y me cubrí con ella para esconderme, entonces escuche voces de dos hombres

-      Mira Louis, ¿Qué es eso de allí?
-      No lo sé, vayamos a ver

Yo comencé a temblar, tenía mucho miedo de que pudieran traerme más terribles y horribles sensaciones en mí

-      Luis,  ¿no es acaso la criatura principal del circo?
-      Si lo es, estoy seguro
-      Pobrecilla, esta aterrada – decía aquel hombre con una voz que sonaba dulce – pero, no dijiste que tenía alas?
-      Si, mira

Se acerco a mí y atra ves de los barrotes de la jaula y me arrebato la manta que me cubría

-      ¡Oh por dios!, es un ángel
-      ¿Estás seguro tío?
-      Si

Se acercaron cada vez más a la jaula y yo me aleje más de la reja, hubiera intentado volar de no ser porque sentía que algo en mi pie me lo impedía, vi que era algo duro, gris y frio; intente con todas mis fuerzas quitármelo pero no pude.

-      Mírala, ¿Cómo habrá llegado aquí?
-      No lo sé Luis

Sentí la mirada de ambos sobre mí, voltee a ver al chico que era más joven, y entonces volví a ver, eran los mismos maravillosos y malditos ojos que me ocasionaron problemas, ahora los veía más de cerca y eran demasiado diferentes sus ojos a los de los demás, no solo por las emociones que me traían al verlos o al sentir su mirada; eran de diferente colores, uno era azul como el cielo a la luz del sol pero el otro era un amarillo como el centro de la llama del fuego que lo quema y destruye todo. 

Ese fuego aterrador y temible que me hacia estremecerme de miedo en todo mi ser

-      Abesse

Y me aleje hasta una pequeña esquina de mi jaula

-      Tío, ¿Qué fue lo que dijo?
-      Dijo “aléjate” – y me lanzo una mirada llena de compasión – creo que nos tiene miedo

El hombre joven que tenía los ojos únicos , se acerco mas a la jaula y se arrodillo cerca de la reja

-      ¿cuál es tu nombre pequeña? – me hablo con una voz dulce

Comprendía lo que me preguntaba pero no sabía como responderle, entonces escuche que el hombre mayor intervino

-      ¿que no ves que no nos comprende?, necesitas hablarle en su idioma – sonaba molesto
-      ¿y qué idioma es ese? – pregunto enojado el joven
-      Latín – aquel hombre hiso una pausa y respiro profundamente – ¿quod est nomen?
-      Ego sum Anael – le respondí
-      Anael?, uno de los ángeles regentes? – dijo asombrado el hombre

Entonces se volteo al otro hombre que era más joven que él y lo miro con una mirada llena de dicha, o al menos sentí eso

-      Este ángel es el ángel Anael, el ángel que representa al amor y a Venus
-      ¿Y qué hace un ángel como el aquí?
-      No puedes decir si es él o ella Louis , los ángeles son ambas cosas al mismo tiempo – oía como le explicaba al joven – aunque al parecer, este ángel podría decirse que su lado femenino lo tiene más marcado
-      Eso no responde mi duda, ¿qué hace un ángel encerrado aquí?
-      No lo sé, pero debemos sacarle de aquí

Entonces comenzaron a golpear la puerta de mi jaula, no comprendía él porque, solo escuchaba como intentaban desesperadamente sacarme de aquí; escuchaba como golpeaban el candado de mi jaula, escuchaba como lo golpeaban para romperlo. 

Hasta que escuche un sonido metálico caer al suelo, entonces abrieron la reja, me asuste y despegue pero la cadena no me dejaba llegar muy lejos; aun así seguía intentando volar mas lejos, pero solo me lastimaba cada vez mas mi tobillo. 

Entonces sentí que algo me jalo del pie, mire hacia abajo y vi que el chico de ojos especiales jalaba la cadena que me ataba, intentaba jalarme hacia el suelo, opuse resistencia pero el tubo más fuerza que yo y al final de un tirón me hiso caer al suelo; la sensación que tuve fue indescriptible. 

Comenzó a brotar agua de mis ojos, el señor ya mayor se acerco a mí

-      Louis mira lo que hiciste – se acerco a mí y me volteo para que quedara de espalda y comenzó a tocar mis alas – esto es malo
-      ¿Que tiene tío? – sonaba entre serio y curioso
-      Tiene sus alas rotas – entonces comenzó a ver mi espalda – además de que tiene marcas de latigazos en su piel

Entonces el hombre se volteo a verme, se veía preocupado

-      vos nocere?
-      Non sum certus
-      ¿Qué está diciendo tio?, ¿Qué le preguntaste?
-      Le pregunte si estaba bien, y me dijo que no estaba segura
-      Pues entonces sácala de aquí – dijo algo irritado
-      Yo no puedo, no tengo fuerza
-      Pues entonces que camine

El joven me jalo del brazo y cai al suelo

-      ¿qué te pasa? , anda levántate
-      Non
-      Anda, levantarte – me jalo con más fuerza
-      Placet satis
-      Levántate – esta vez me grito

El agua comenzó a gotear de mis ojos nuevamente
-      Louis basta, le duele

-      Pues que se levante y camine
-      Creo que no sabe

El hombre se acerco a mi y me levanto , trate de poner fuerza en mis piernas pero cai

-      la pobre no sabe caminar, tendras que cargarla
-      ¿Qué?
-      Ya me escuchaste, cargala
-      Bien

Lo escuche hacer un bufido molesto, se acerco a mí y me levanto con gran facilidad, por un momento sentí que algo me quemaba la piel, sentí que estaba ardiendo en el infierno

-      Ahhhhhhhhhh – comencé a gritar
-      ¿Qué paso?, ¿Qué le hiciste Louis? – le grito el señor ya mayor
-      No le he hecho nada – se quejo Louis
-      ¡EGO ARDENS! – gritaba - ¡EGO ARDENS!

Yo solo seguía gritando, no podía soportar el sentir que ardía  y que moriría incendiada; el chico joven me bajo y yo deje de gritar, agradecía que se detuvieran las llamas. Puse mi mano sobre las áreas donde sentí las llamas y me dolió, el señor mayor se acerco a mí y me miro e inhalo asombrado

-      Tiene la piel quemada
-      Pero ¿Cómo se quemo la piel?
-      No lo sé Louis, pero no podremos sacarla de aquí asi
-      Entonces, ¿Qué vamos a hacer tío?
-      Tendremos que quedarnos aquí y cuidarle hasta que este mejor
-      Si no hay otra opción

Salieron de la habitación un momento ambos hombres, no sabia a donde irían o si volveria a verlos, pensé que volverían a dejarme sola; mas soledad, era extraño estar sola. Entonces escuche unos pasos, voltee a ver y vi a los dos hombres ayi, frente a mi, traian unas cosas extrañas en sus espaldas, vi como se las quitaron y las dejaron en el suelo. 

El señor mayor se acerco a mi con algo extraño en las manos, era blanco; se acerco a mi y me pidió que girara, yo lo hise y comencé a sentir algo extraño en mis alas, las sentía rodeadas de algo suave

-      Ya esta, con tus alas vendadas sanaran mas pronto
-      ¿verum sit cura bonum?
-      Es, encerio yo no miento pequeña

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