1*El
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Dicen que en la vida todo sucede por alguna razón o
motivo, que si algo malo pasa es porque te espera algo mucho mejor,
personalmente nunca creí en esas supersticiones absurdas, a pesar de que mi
hermana Irene siempre las repetía, lo recuerdo bien, ella decía
- Todo lo que pasa, sucede por
una razón Ana, recuérdalo bien
- Lo hare hermana
- Toma – me coloco una pulsera
con una inscripción extraña
- Qué dice? – le pregunte, ya
que no comprendía lo que estaba escrito
- Dice “Quod non me necat,
fortior me facit”
- Esta en latín, ¿estoy en lo
correcto?
- Si, y significa lo que no te
mata, te hace mas fuerte
- ¿Y eso que quiere decir?
- Lo comprenderás cuando crezcas
hermanita
- Pero…
Entonces alguien llamo a mi hermana
- Irene
- ¿Quien me busca?
- Soy yo Edmun, hay un baile pronto
y tenemos que ir
- Ah, es cierto
Irene se giro hacia mí y me acaricio la mejilla
- Discúlpame pequeña hermanita
pero debo de ir
- Tu también hermano mayor? – le
pregunte triste
- Si, es mi deber – dijo mi
hermano Edmun
- de acuerdo
Y se fueron, siempre era lo mismo, mis padres y mis
hermanos mayores salian a los bailes mientras que yo debía de quedarme en casa
con mi nana y mis hermanos, cuando estaba sola solía ir al jardín y pintaba
cuadros de flores, abejas, y cualquier cosa que viera, decían que tenía un
talento excepcional para la pintura y el piano, me ensenaron a tocar el piano
desde que pude sentarme y era una genio en eso, a pesar de que los únicos que
me escuchaban eran mis hermanos menores y mi nana Lilith
- tocas maravilloso el piano
señorita
- muchas gracias nana
- no hay de que
Aunque no puedo decir que mi vida era perfecta, tenía una
vida excelente, una familia, todo lo que quisiera, que mas podía pedir pero
entonces, la tragedia decidió llegar a mi vida…
Porque la vida había decidido ser tan cruel conmigo?,
porque pregunto?, pues verán, era un día trágico, mis padres Brandon y Annie De
Collest y mis hermanos Edmon, Irene y los pequeños Lucy y Lucas habían muerto
en un trágico accidente, cayeron desde un acantilado en el carruaje, habían
salido a un evento importante y todas las familias con titulo en Londres debían
de asistir, yo no iba con ellos porque estaba enferma y el doctor había dicho
que lo mejor sería que me quedara en casa y descansara, el único pariente que
me quedaba en el mundo era mi primo el Duque Antonio de Carrabas, quien había
presenciado la muerte de sus padres El Duque William y la Duquesa Elisa de
Carrabas, el no tenia hermanos, ambos éramos huérfanos, además el presencio la
muerte de mi familia, el estaba con ellos en el carruaje pero logro salvarse de
alguna forma. En ese entonces yo tenía 14 años, era de noche, estábamos en el
funeral de mi familia, llevaba un vestido largo y negro, el mismo que use en el
funeral de la abuela, que había sido hace poco
- Tranquila Sofí, todo estará
bien – me dijo mi primo con una voz suave y tranquila
Yo solo comencé a llorar desconsoladamente, no sabía qué
hacer ni que iba a ser de mi ahora; lo único que sabía era que estaba sola en
este mundo frio y cruel, en donde lo único que te mantiene segura y a salvo, es
pertenecer a una familia de la nobleza o que fuera rica e importante, pero este
mundo, el mundo en el que me toco vivir era un mundo muy injusto donde los
hombre eran los poderosos, los que siempre tenían la razón y a quienes siempre
escuchaban, muy pocas familias de la nobleza eran gobernadas o dirigidas por
mujeres, aunque fuera muy joven y pequeña y yo no iba a ser la excepción.
Estaba decidida a hacer algo que honrara y enorgulleciera a la Familia Collets,
así que al haber heredado la descomunal fortuna de mi familia, puse manos a la
obra. Realice muchas fiestas, banquetes y eventos de esa naturaleza para ayudar
a la gente que lo requería, siempre hacia todo lo que estuviera a mi alcance para
que el mundo o al menos que todo Londres, recordara por siempre el nombre de
Lady Ana Sofía de Collets, y que mis nietos, bisnietos y las próximas
generaciones me recordaran por siempre. Era la mujer más rica y poderosa de mi
edad que el mundo hubiera conocido. Muchos se juntaban conmigo, decían que todo
lo que hacía era maravilloso y caritativo, pero sé que solo lo decían por
interés, nadie era mi verdadero amigo. Una mañana estaba en mi tocador, siendo
peinada por mi nana, que me cuidaba, aconsejaba y consolaba desde que era
pequeña, era como mi segunda madre
- Lilith – le hable en voz baja
- Que sucede señorita? – me
pregunto con una voz dulce
- Crees que estoy haciendo lo
correcto?
- Sobre que señorita? – me
continuaba cepillando mi cabello
- Sobre hacer fiestas, y tener
esta enorme casa para mi sola?
- Esa solo es una decisión suya
señorita
Hubo un silencio incomodo un momento
- Lilith… - mi voz comenzó a
quebrarse
- Si señorita? – me pregunto
Me gire y la abrase, ella era más alta que yo pero yo
solo llore, descargue todas las emociones que había mantenido al margen desde
que murió mi familia, ella sonrió y me abraso tiernamente
- Llora todo lo que quieras
pequeña, puedes llorar
- Extraño a mama, a papa a Edmon
a Irene a lucí y a Lucas
- Es normal que los extrañes,
tienes 14 años, eres muy joven para llevar tanta carga – me acariciaba la
cabeza tiernamente
Llore hasta quedarme dormida, no sé como pero cuando
desperté era de noche y estaba en mi cama, con mi camisón de dormir puesto, me
puse mi bata y Salí de mi alcoba y fui a la biblioteca, allí tenia los cuadros
de mi familia, no logro acostumbrarme a la idea de que ya no están y que no los
voy a volver a ver, hasta el día en que me muera, toque el marco de los
cuadros, era de mármol fino, esta habitación me traia tantos recuerdos, cuando
papa se sentaba en el sofá para leer algún libro, cuando mama venia a tejer.
Subí al ático , con una vela en mano, recordaba perfectamente en este lugar,
aquí solíamos jugar con Edmon, Irene a escondernos, era divertido, después
cuando nacieron los pequeños gemelos, solíamos escaparnos aquí mientras Edmon e
Irene debían aprender etiqueta y modales. Me encuentro en mi alcoba aburrida,
miro mi calendario, hoy estamos a 17 de agosto, recuerdo bien esta fecha, en
esta época siempre hacíamos un picnic en el campo cercas de la cabana veraniega
a las afueras de Londres, ya no podre hacerlo, no, mas bien puedo seguir con la tradición pero
no seria lo mismo sin mi familia.
Hoy es Mayo de 1880, ya han pasado 2 años desde la muerte
de mi familia, y estaba a punto de cumplir mis 16 primaveras, esa era la edad estipulada
por los monarcas, en que una mujer debía de casarse o al menos comprometerse.
Yo ansiaba y esperaba mi cumpleaños numero 16, ya que al fin podría estar con
mi único amor, mi primo el Duque Antonio de Carrabas, porque según me habían
informado mis amigas de la alta sociedad, estaba buscando a alguien a quien
desposar, y yo sería sumamente feliz a su lado. Pero no resulto Como quería....
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